Susana Ramírez, editora de Galimatazo: «Un buen libro habla por sí mismo, es capaz de conmover y hacernos disfrutar sin tener que darnos lecciones explícitas»

28 octubre, 2020

En esta edición, compartimos con ustedes la mirada de Susana Ramírez, editora de Galimatazo, microeditorial que participará en nuestro Seminario «Luces en el pantano». Galimatazo es un proyecto familiar con sede en Alcalá de Henares (Madrid, España) que, como tal como ellos mismos señalan, publica libros “para emocionar, divertir, transformar e invitar a compartir a niños de todas las edades”.

Esta pequeña editorial además forma parte de la asociación Álbum, iniciativa que surgió en 2017 de la mano de diversas editoriales independientes españolas de literatura infantil y juvenil (LIJ), con el objetivo de dar visibilidad social al género del álbum ilustrado y mostrar su potencial en el desarrollo de la educación literaria-visual de niños y jóvenes, sin olvidar su importancia para hacer de los lectores personas con un espíritu crítico, imaginativo y libre.

Cuéntanos un poco más acerca de Galimatazo y su trabajo editorial. Galimatazo surge con mi pareja; es un proyecto familiar muy pequeñito fundado hace tres años. Coincidió con el nacimiento de nuestros hijos y se relaciona con el hecho de que hayamos publicado muy poquito, pues hemos intentado equilibrar el proyecto con la crianza. Nuestros primeros títulos salieron a finales del 2018 y el año pasado, concretamente, publicamos la ópera primera de Pija Lindenbaum: Else-Marie y los siete papaítos, un libro que conocíamos hace un tiempo.

¿Por qué deciden publicar hoy esta obra de Lindenbaum que ya tiene 30 años?

Else-Marie y los siete papaítos tiene 30 años pero sigue muy vigente, es una obra muy original y divertida que ha tenido una muy buena respuesta. De esta autora sueca también se ha publicado en España Kike y las barbies (y La pequeña Messi y su querido tío), pero se sabe muy poco de ella a nivel hispanoamericano. Nos gusta mucho Lindenbaum, y nos parecía maravilloso poder traerla al castellano y acercarla a los lectores hispanohablantes, porque ella refleja de una manera muy personal el mundo infantil. En Else-Marie y los siete papaítos (que aparece en el boletín 0 de La Pieza Secreta, lo que nos dio mucho gusto), la autora habla sobre el miedo al qué dirán a través de la historia de una niña.

Este año publicaron además su primera producción propia.

Sí, La visita, es un libro homenaje a Julio Cortázar, a sus famosos personajes de Historias de Cronopios y de Famas y a la literatura del absurdo, con textos de Marisa López Soria e ilustraciones de Alejandro Galindo. Es una obra muy literaria que a través de diversos juegos de palabras muestra el poder de la palabra y nos acerca al terreno de la oralidad. Las ilustraciones son maravillosas, mezclan acuarelas con un estilo muy cercano al cómic. Alejandro ha sabido crear todo un universo propio y la verdad es que estamos muy orgullosos con esta primera producción propia y con la reacción de los lectores.

En este corto tiempo como editorial, ¿alguna vez pensaste que tenías en tus manos un tesoro que tenías que publicar sí o sí?

Me suele pasar con todos los libros que hemos publicado. Pero en concreto, a principio de este año tuve la suerte de toparme con Fågeln I migflygervart den vill, una obra maravillosa de Sara Lundberg que apenas conocí me enamoró. Lundberg es una autora sueca que con este libro ha ganado muchísimos premios y que, más allá de eso, para mí tiene una potencia brutal en términos visuales. Pero lo que especialmente me encantó de esta obra, además de la ilustración, fue la capacidad que tiene la artista de convertir una historia muy concreta (la infancia de la artista Berta Hansson), en un relato universal. Eso me maravilló porque aborda temas como la búsqueda y fidelidad con uno mismo, la vocación artística y la necesidad de expresarnos en un sistema rígido. A pesar de las dificultades tanto a nivel social como familiar, y los temas de género, la historia habla de cómo Hansson fue capaz de encontrar su propio camino a nivel artístico y vital. Para mí es una joya auténtica y publicarlo es un paso muy importante para nosotros, porque no sólo es un álbum, es una novela ilustrada que implica una inversión importante que podemos realizar gracias al Programa de Europa Creativa.

¿Por qué crees que se edita hoy en día?

Por la misma razón que hace años. Yo creo que el editor, o las editoriales, parten del compromiso con la infancia, el amor a la literatura y la ilustración, y por la necesidad de acercar este arte a las generaciones más jóvenes. Lógicamente, luego hay tendencias, editoriales que lo pueden enfocar desde un punto de vista más didáctico o pedagógico, por ejemplo. Nuestra posición es que la literatura tiene un margen de acción increíble y que los libros hablan por sí solos, por lo que no los vemos como “un instrumento para”. Nosotros editamos con la idea de acercar todo el poder que tiene la literatura y la ilustración para abrir ventanas y mostrar nuevos mundos; no solo para que los niños conozcan historias que empaticen con ellos y donde se vean reflejados, sino también para mostrarles de lo que el arte es capaz. Eso nos mueve y nos convoca a ser parte de la Asociación Álbum: la idea de formar lectores críticos e imaginativos, que vayan más allá. Sin instrumentalizar, creemos que un buen libro habla por sí mismo y es capaz de conmover y hacernos disfrutar sin tener que darnos lecciones explícitas.

Las emociones infantiles se abordan constantemente en la literatura, ¿en qué libro que has publicado (o que te gustaría publicar) te parece que hay un tratamiento digno de las emociones infantiles?

A mí me gusta especialmente Else-Marie y los siete papaítos, de Píja Lindenbaum, porque hace partícipe a los lectores de un arco emocional y anímico impresionante. El libro comienza con una niña alegre, segura con la situación de su casa (su mamá y sus siete papás), pero luego sucede algo cuando su madre le dice que no puede ir a recogerla al colegio y que deben ir sus padres, algo que nunca había pasado. A partir de allí comienzan a surgir sus temores, y la narración nos invita a vivir este día con ella. Vamos asistiendo a su angustia, a su miedo y a toda la montaña rusa emocional que la niña siente porque no sabe lo que van a pensar sus compañeros de clase ni cómo van a reaccionar. Para volver a la sensación de seguridad que la niña tenía, Lindenbaum crea un relato muy empático y divertido, que muestra la diversidad de sus emociones sin tener que ser explícita. La ilustración ayuda muy bien a transmitir estas dicotomías, mostrándolas de una forma muy sutil.