Paulina Portilla Santana tiene 44 años y nació en Santiago. Estudió Educación Diferencial con especialización en Trastornos de la Visión en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Tras finalizar su carrera, se trasladó a Viña del Mar y, posteriormente, a Valparaíso, donde reside desde hace más de 20 años.
Actualmente trabaja en la Corporación Municipal de Viña del Mar, en el Instituto Antonio Vicente Mosquete, un proyecto educativo dirigido a personas con ceguera o baja visión, que abarca desde bebés hasta adultos mayores. En su trabajo, se mantiene comprometida con la búsqueda de nuevos recursos bibliográficos sobre discapacidad visual y con la implementación de estrategias pedagógicas innovadoras para apoyar a personas ciegas o con baja visión.
En 2015, Paulina tuvo la oportunidad de conocer el trabajo de la ONG Libroalegre, cuando un grupo de monitoras de lectura visitó el Instituto para realizar actividades de mediación lectora en formato audible, dentro del marco del programa Nube en pantalones. Este programa se dedica a la producción, distribución y difusión de audiocuentos dirigidos a niños, jóvenes y adultos con discapacidad visual, acercando la literatura infantil y juvenil a través de cápsulas de audio con relatos de cuentos contemporáneos de las bibliotecas Libroalegre.
¿Recuerdas ese primer encuentro con Libroalegre en el Instituto? ¿Qué fue lo que más te llamó la atención?
Por supuesto. Los alumnos tuvieron la oportunidad de interactuar con las monitoras y participar de lecturas o de conversaciones. En un comienzo fue algo más informal y con el paso del tiempo lo hemos ido formalizando, realizando un trabajo sistemático con las monitorias y la organización, estableciendo objetivos según los diferentes grupos del establecimiento, ya sean niños jóvenes, adultos o adultos mayores. Ahora Libroalegre nos visita todos los años con este programa.
Lo que me llamó mucho la atención fueron los tipos de textos que tenía la organización, y que traían al establecimiento. Son libros que traían de Europa, de países nórdicos principalmente, traducidos de manera artesanal al español. Y, claro, las temáticas. Cada uno de los títulos que presentaban, de alguna u otra forma, conectaban con el contexto de los estudiantes, lo que permitía abrir un diálogo donde ellos complementaban con sus propias experiencias.
¿Cómo fue tu acercamiento a la literatura en la infancia?
Para mí, la lectura fue algo muy importante desde que era chica. Recuerdo que, a los 4 o 5 años, tenía muchos libros y pedía constantemente que me leyeran. Como todavía no sabía leer, le pedía a mi mamá, a mi abuela y a mi hermana mayor que lo hicieran por mí. Pero lo que también me fascinaba eran las imágenes, y a través de ellas inventaba mis propias historias. Inventaba historias construyendo a partir de las ilustraciones, las fotografías y los dibujos que veía en los libros, y luego compartía esas historias con mi familia.
Creo que esa fascinación por las imágenes y el diseño de los libros sigue siendo algo que me atrae hasta el día de hoy. Recuerdo que cuando era niña, descubrí los libros pop-up, esos que al abrirse muestran imágenes tridimensionales. Me parecieron un sueño hecho realidad. Tuve muchos de esos libros, principalmente traídos del extranjero, que estaban en inglés, porque en Chile, en los años 80, no era fácil conseguir ese tipo de textos, o eran muy caros. Los que me traían venían de familiares que vivían en Estados Unidos, y me encantaban. También tenía otros libros con imágenes que cambiaban de posición al moverse, lo que me fascinaba muchísimo.
¿Recuerdas alguna lectura en particular?
De aquí, de Chile, me encantaban los Condoritos, porque eran mucho más accesibles. Se compraban en los kioscos y era entretenido escuchar los chistes, aunque no los entendiera completamente. Las imágenes eran muy atractivas y divertidas. Hoy en día, claro, mi enfoque ha cambiado. Ahora, uno ya no se fija tanto en los dibujos, sino más bien en las historias: cómo se desarrollan los personajes, cómo se trabaja la trama, la secuencia de los acontecimientos y la misma narrativa. Eso es lo que ahora me envuelve mucho más, especialmente ya siendo mayor.
De manera más amplia, ¿cómo ha sido tu acercamiento a la literatura a través del formato audible?
El formato audible es una herramienta muy valiosa, especialmente para las personas con discapacidad visual. Permite un acceso mucho más rápido y accesible a la literatura, ya que, al ser escuchada, se puede disfrutar de cualquier tipo de texto sin la barrera del formato escrito. Para las personas ciegas o con baja visión, esto es fundamental, ya que les ofrece una alternativa efectiva para acceder a libros y contenidos literarios que, de otro modo, podrían ser inalcanzables.
El acercamiento que hace Libroalegre a estos materiales es maravilloso, porque no se trata sólo de escuchar el texto, sino de trabajar activamente con él, compartir experiencias y opiniones entre los estudiantes pero también con las monitoras, y hacer un trabajo de análisis muy enriquecedor.
Para nosotros, el hecho de saber que cualquier texto puede transformarse a formato audible, mediante la adaptación tecnológica, es una gran ventaja. Nos permite ofrecer materiales que, de otro modo, no estarían accesibles, como los que aún no se encuentran en Braille. Transformar un texto a Braille es costoso y complicado, además de ser más engorroso. Aunque hay estudiantes que conocen este sistema, acceder a un texto en formato audible es mucho más rápido y eficiente. Esto facilita enormemente el acceso a la literatura.
¿Qué te parecen los audiocuentos que difunde Libroalegre? ¿Recuerdas alguno en especial?
Me parecen muy apropiadas las temáticas que trabaja Libroalegre en el formato audible, especialmente cuando abordamos cuestiones sociales. Recuerdo particularmente una serie de cuentos en los que las historias fueron elaboradas por los propios niños y jóvenes. Estas historias trataban principalmente sobre temas de vulneración y reflejaban las realidades de su propio contexto de vida (se refiere a la publicación “Cartas de adentro”, 35 fragmentos de vidas adolescentes privadas de libertad).
Fueron temas que realmente captaron el interés tanto de los jóvenes como de los adultos, ya que las realidades que se describen son muy duras. Algunas de ellas son bastante conocidas, pero otras son mucho más complejas. Lo más impactante fue que estas historias fueron contadas y escritas por los propios protagonistas, lo que fue extremadamente enriquecedor para los chicos.
¿Qué te parece que Libroalegre esté impulsando la creación y circulación de audiolecturas para la comunidad?
Creo que el rol que cumple Libroalegre en la promoción del formato audible de distintos tipos de textos es muy bueno, especialmente para la comunidad con discapacidad visual, que tiene pocas opciones de actividades similares. Para nosotros ha sido un apoyo fundamental.
En el aula, trabajamos con los estudiantes en diversas temáticas: la adquisición del Braille, el uso de tecnología adaptada, el tiempo libre y el ocio, el deporte, y la orientación y movilidad. Sin embargo, el área de análisis y reflexión profunda es donde creo que Libroalegre ha jugado un papel muy importante. Los estudiantes han valorado mucho la participación de Libroalegre y las monitoras que han trabajado con ellos. Esto también incluye a los más pequeños, que han disfrutado de las actividades como cuento a cuento, donde se adaptan las actividades con material concreto, miniaturas y elementos sensoriales.
Este enfoque personalizado, donde los textos y las actividades se ajustan a las características y necesidades de los estudiantes, ha sido muy enriquecedor, tanto para las monitoras como para nuestros estudiantes. La comunidad sabe que Libroalegre no solo trabaja con nuestros estudiantes con discapacidad visual y asociada, sino también con otras organizaciones. En algún momento supe que trabajaban con adultos mayores y con jóvenes, y ese acceso es fundamental en nuestra sociedad. Espero que continúen con este rol de acceso a la cultura.
Algunas imágenes del Programa Nube en Pantalones en Vicente Mosquete:
+56 52 2382590
bibliotecaslibroalegre@gmail.com
San Enrique 339-A, Cerro Alegre
Horario
Martes a Viernes de 10.00 a 12.00 y de 15.30 a 18.30 horas
Sábados de 16.00 a 19.00
Domingo y Feriados: Cerrado
Pezoa Véliz con Vargas Stoller, al interior del CESFAM Puertas Negras.
Horario
Miércoles, Jueves y Viernes de 15.30 a 17.30 horas