Mette-Kristine Bak es autora de innumerables obras de la literatura infantil presentes en el catálogo de Libroalegre (tales como «Mamá», «Carlos se hace una herida», «Viene el oso» y los títulos de «Meche»). Recientemente, la ilustradora danesa estuvo en Chile en el marco de la exposición «Había una vez… en Dinamarca» organizada por el Centro Cultural La Moneda. En su visita, también estuvo en la Biblioteca Libroalegre de Cerro Alegre.
Les invitamos a conocer un poco más sobre sus inicios como ilustradora y su visión acerca de la literatura infantil danesa, en esta entrega de «Voces».
Te encuentras en Chile en el marco de la exposición «Había una vez… en Dinamarca», la cual presenta el desarrollo histórico de la ilustración infantil danesa en la literatura entre los años 1835 y 2022. Mirando este recorrido en retrospectiva, ¿qué artistas o hitos te han inspirado en tu trabajo como ilustradora?
“Ib Spang Olsen fue mi ilustrador favorito cuando era niña. En muestra en Santiago puedes ver una de sus ilustraciones, la de una mujer en un abrigo de piel comiendo salchichas. Estuve pensando mucho en ese dibujo cuando trabajé en el libro Madre”.
¿Cómo y por qué decidiste dedicarte a la ilustración y creación de libros infantiles?
“En la escuela de diseño mi plan era ser diseñadora gráfica, pero a la gente le gustaban mis dibujos. Rápidamente publiqué mi primer libro (eso fue 26 años atrás) y sigo dibujando. Como ilustrador puede ser muy difícil ganar dinero, pero dibujo todo los días y los libros infantiles y las personas son las mejores universidades del mundo. Cómo no habría de gustarme”.
Hoy en día, ¿cuáles te parece que son las miradas o temáticas más interesantes que están desarrollando los y las ilustradores contemporáneos daneses de literatura infantil?
“Cuando miro la literatura infantil danesa, hay mucha valentía y curiosidad, y las ilustraciones tienen un muy alto nivel artístico. Hay muchos tópicos, pero creo que la tolerancia es un tema muy importante”.
La literatura infantil danesa también se caracteriza por abordar temas “difíciles”, como la muerte, el abandono, el bullying y la violencia intrafamiliar, entre tantos otros. Según tu experiencia, ¿de qué manera esta falta de tabúes ha permitido poder acrecentar la escucha y diálogo con los niños, pudiendo dialogar sobre temas que son centrales en su vida pero que nos cuesta tanto abordar?
“Supongo que siempre es importante hablar sobre tópicos difíciles, y estoy segura de que un buen libro infantil (tanto en texto como ilustración) puede abrir importantes y, de alguna manera, provechosas conversaciones”.
Recientemente participaste en un panel de conversación donde pudieron compartir miradas y experiencias de Chile y Dinamarca sobre niñez, literatura y temas difíciles ¿Qué te llamó la atención de la realidad chilena en este ámbito?
“Hubo mucho compromiso y pasión en el panel, fue muy inspirador. En Dinamarca no es tan difícil publicar libros sobre tabúes, pero en ocasiones los libros son discutidos y también criticados. Simplemente creo que tenemos la tradición de intentarlo”.
Parece ser que muchas veces se evita abordar temas tan comunes como la obesidad o la violencia, por temor a naturalizarlos o promoverlos ¿Qué opinas al respecto?
“Si un libro infantil está hecho con amor, empatía, compasión y entendimiento, estoy segura de que será un gran espacio para una conversación”.
Sumado a lo anterior, ofrecer contenidos de calidad para los niños muestra un respeto hacia sus pensamientos y sentimientos ¿Qué opinión tienes respecto a los contenidos que buscan dejar una enseñanza o promover conductas determinadas?
“Mmm… No creo que esa sea una buena manera de hacer un libro para niños”.
¿En qué te fijas a la hora de elegir un buen libro para niños? ¿Qué recomendarías a los adultos a la hora de escoger material?
“Realmente depende de la situación. Pero creo que el humor es muy importante, es sano reír. Buscaría un libro que sea inteligente y también brinde alegría tanto a niños como a adultos (espero hacer ese libro perfecto algún día).
Recomendaría Sapito de Jakob Martin Strid”.
Recientemente pudiste visitar la Biblioteca Libroalegre, conocer su catálogo y algo de su historia ¿Qué te parece el trabajo que la ONG está realizando para la promoción de la lectura placentera?
“Quedé muy impresionada y también conmovida por los videos que me mostraron y las historias que me contaron las integrantes del equipo de Libroalegre. Ilustrar puede ser un trabajo solitario, entonces fue fantástico visitar Chile y conocer a las personas que actualmente están trabajando con los niños y la literatura infantil. Me dio mucha energía”.
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