La ilustradora Carola Josefa (Concepción, Chile), dedicada a proyectos de narrativa y diversas actividades que involucran dibujar, estuvo en la primera sesión del Ciclo Casas Lectoras 2022, donde realizó una revisión de algunas de sus autoras contemporáneas favoritas y de su novela gráfica Un volcán estalló en el mar (Planeta, 2021).
En esta nueva entrega de VOCES compartimos algunos de sus comentarios sobre juegos narrativos y visuales, así como el proceso de creación de su primera novela Un volcán estalló en el mar (Planeta, 2021), libro chileno destacado en el nº 5 de nuestro boletín “La Pieza Secreta” dedicado precisamente a la novela gráfica.
“Me impresionó el análisis que hicieron del libro en “La pieza secreta”, siento que conectaron muy bien con la historia de la protagonista, y con las distintas capas de lectura que quería generar en la novela”, señaló.
¿Cómo surge la idea de Un volcán estalló en el mar?
No fue un proyecto muy planificado, se fue dando, lo que permitió que fuera bien libre, bien juguetón. Si bien se trata de un libro de ficción, está inspirado en un viaje a Islandia que realicé el año 2017, donde me maravillé por la magia de sus paisajes y colores.
El libro tiene la esencia del viaje, donde en el camino te vas encontrando con personas, elementos y lugares. Así también, en el transcurso de la creación del libro fueron apareciendo lo real y lo onírico, en un juego narrativo que mezcla lo interior y lo exterior de manera no lineal. Esto no estuvo pensado desde el principio y fue parte de la magia de cómo se fue dando todo.
En el proceso, me adjudiqué el Fondo del Libro, vino el estallido social y luego la pandemia; y la creación se fue permeando de todo eso también. Si bien partí de una idea, me fui abriendo a la libertad y potencial que da el juego, explorando múltiples maneras de ir narrando. Creo que si te apegas a una manera muy hermética de narrar (o concretar cualquier cosa), pierdes un montón de oportunidades que pueden enriquecer tu creación.
Considerando que se trata de tu primera novela, ¿cuáles fueron los principales desafíos al momento de elegir cómo contar la historia?
Algo que me preocupaba era no ser fiel a los paisajes impresionantes que vi. Ante la interrogante de cómo plasmar en un libro paisajes tan hermosos, me fui a la síntesis máxima, eliminando muchas veces incluso los fondos de las ilustraciones. Por eso la atmósfera del libro está dada por los colores, por el dibujo simple y por lo que va viviendo Claudia, la protagonista de la historia.
Otro aspecto que traté de evitar fue caer en los lugares comunes y respetar el folclore y cultura de lugar, por lo que decidí no profundizar en eso. Cuando vi que el libro se estaba volviendo muy ambicioso me dije “hasta aquí llego”, y así pude decantar la historia.
¿Cómo comenzaste a dibujar y cuáles fueron tus principales referentes?
Comencé realizando pequeñas historias dibujadas, en formato fanzine. Con el tiempo fue apareciendo la palabra, lo que para mí ha sido muy potente de descubrir.
Mi mayor referente narrativo ha sido el cine, más que los libros. Me inspira el potencial que el cine tiene para comunicar e integrar visualmente lo onírico con lo real. David Lynch, por ejemplo, quien va mezclando símbolos, elementos y atmósferas que no necesariamente buscan contar una historia concreta o llegar a una conclusión.
Ahora también estoy leyendo más cómic y libro-álbum.
¿Y cuál es tu vínculo con la novela gráfica?
Llevo mucho tiempo dibujando, pero mi relación con la novela gráfica comenzó sólo hace unos pocos años. Yo estudié Artes Visuales y siempre estuve muy dedicada a la ilustración o el diseño, entonces para mí este género es un mundo nuevo que estoy recién conociendo.
Mis primeros acercamientos fueron en los talleres del artista e ilustrador, Claudio Romo, en la Universidad de Concepción (donde hace clases hasta el día de hoy). Él fue un mentor importante en mi proceso como dibujante y narradora, ya que gracias a él conocí la narrativa gráfica desde una perspectiva artística. Con él también trabajé en el proyecto del libro Masa Sicotrónica[1], pero durante muchos años no tuve más acercamientos con el género, hasta que al final terminó saliendo solo.
Si bien no conozco mucho sobre los orígenes o historia del género, siento que lo que está pasando actualmente en la narrativa es muy potente. Hay muchos estilos, referentes y compañeras con quienes siento que estoy dialogando todo el tiempo, como si se tratase de un espacio entre amigos donde nos hacemos guiños, y eso siempre es muy interesante.
En ese contexto, ¿qué autores/as contemporáneos destacas?
Me he criado como dibujante viendo el trabajo de otras y otros por internet. Así, por el año 2011 conocí por Flickr lo que hacía María Luque (de Rosario, Argentina), quien tiene una manera muy rupturista de componer y de narrar, con textos muy sutiles. Si bien su trabajo habla de su propia biografía y es muy personal, te permite conectar porque habla desde una idiosincrasia latinoamericana; además tiene una estética muy naif, muy colorida, con un lenguaje directo y un humor súper liviano.
Otra autora con la que me siento conectada es Isabel Greenberg (Londres, Reino Unido). En su trabajo ella cuenta de manera muy original millones de historias que se van mezclando, sin que necesariamente haya un hilo conductor, con personajes que entran y otros que salen. En su trabajo integra mitología, épica y religión, y va inventando juegos narrativos de manera muy libre y tierna también.
También destaco todo lo que hace Apa Apa Cómics (Barcelona, España), editorial que me hubiese encantado conocer de niña. Sus publicaciones tienen un potencial narrativo y visual fascinante, para lectores de cualquier edad. Trabajan con un montón de autores y autoras buenísimas, entre las que destaco a María Medem y su libro Cenit, donde aborda de manera muy potente la ensoñación y el universo onírico; y a Ana Galvañ y su libro Tarde en McBurgers, que tiene una conexión con lo raro, con lo monstruoso y lo fantástico.
[1] Proyecto de Gráfica narrativa realizado en Concepción el año 2011, propuesto por Romo junto a Carlos Valle, Alexis Figueroa, y Hernán “Hari” Rodríguez, con la participación de 17 estudiantes y egresados de arte y diseño: www.masasicotronica.cl
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