Quentin Blake, el mago del dibujo

3 diciembre, 2019

Quentin Blake es uno de los ilustradores y escritores de literatura infantil más querido y premiado por niños y adultos. A sus 87 años sigue trabajando para “contribuir a que se reconozca el verdadero valor de los libros para niños”.

Nació en Sidcup, Kent (Inglaterra) en 1932. Estudió Lengua y Literatura Inglesas en la Universidad de Cambridge, y al terminar realizó un posgrado en Educación en la Universidad de Londres. No tuvo una educación artística formal, y a los 16 años publicó su primer dibujo en la revista de humor Punch.

Blake siempre se ha ganado la vida como ilustrador, aunque también ha sido profesor: “Enseñar nunca ha sido una necesidad, simplemente lo disfruto». Durante diez años fue el director del Departamento de Ilustración del Royal College of Art, donde actualmente es profesor honorífico.

Los críticos han calificado su estilo como «incomparable», «inimitable», «inconfundible», «como la letra familiar de un amigo que cualquier niño es capaz de reconocer fácilmente». Sobre su forma de dibujar, descuidada y precisa a la vez, el mismo Blake ha dicho: “No estoy muy seguro de por qué dibujo de la forma en que lo hago. Puede que sea porque no fui a una escuela de arte, sólo a clases a tiempo parcial cuando tenía más de veinte años. Pero no creo que haya una explicación completa. Es como si fuese un tipo de escritura a mano y, en realidad, mi dibujo se parece bastante a mi letra”.

Su primera ilustración para niños la hizo en 1960 y el primer libro que escribió e ilustró fue Patrick (1968), la historia de un violinista que dibuja la realidad con su música. Hasta la fecha ha publicado 300 libros, algunos sólo de él y otros ilustrando libros de otros autores reconocidos, especialmente ingleses y estadounidenses, como Roald Dahl, John Yeoman o Michael Rosen.

Sobre su colaboración con otros escritores, Blake ha dicho: “Algunos ilustradores sólo se sienten realmente felices cuando trabajan en un libro que ellos han inventado totalmente; pero yo disfruto trabajando con los textos y las ideas de otras personas tanto como con las mías. Es como si me hubieran dado una entrada para visitar la imaginación de alguien, y uno nunca sabe bien qué va a encontrar ahí».