En Libroalegre lo más importante es el contacto con los niños y las niñas, especialmente los más invisibles, a través de la lectura compartida de cuentos. De manera continua se visitan escuelas y residencias infanto-juveniles para leer en voz alta alguna buena historia y conversar después sobre qué pensaron y sintieron los que estaban escuchando. Tras leer libros como El último viaje, de Andréa Nève, o Cuando a Theodoro Thomson le crecieron alas, de Kim Fupz Aakeson, los participantes hacen comentarios y comparten reflexiones sobre la soledad, los deseos no cumplidos o la alegría de burlarse de la autoridad que oprime y no deja ser.
Estos encuentros para leer, hablar y, a veces, escribir o dibujar, son guiados por mediadores de ONG Libroalegre a través de los programas “Nos lees” y “Un libro un amigo”. En el primer semestre del 2024 hicieron 11 visitas a escuelas de distintas comunas de la Región de Valparaíso, y 10 visitas a residencias infanto-juveniles.
En “Nos lees”, que empezó en el año 2018, se visitan salas de clase de escuelas públicas y se trata de que los escolares se involucren de manera positiva en la lectura en voz alta de libros que les sean cercanos, tanto por su temática como por su lenguaje. Los mediadores leen libros álbum de literatura infantil y juvenil actual y también textos realizados por niños y jóvenes, y editados por Libroalegre, como la revista “Calcetín con papa” o el libro Barrio frente al mar. Este año se llevaron libros y lecturas al Liceo Bicentenario de Viña del Mar; la Escuela España, en Cerro Monjas de Valparaíso; el Colegio Jorge Rock Lara, de Quilpué, y el Instituto Antonio Vicente Mosquete para personas con discapacidad visual y ceguera, en Viña del Mar.
En el programa «Un libro, un amigo» se busca crear lazos con residencias infanto-juveniles, y acercarse a niñas, niños y jóvenes que residen en estas instituciones con libros sencillos y, a la vez, profundos en los que puedan verse reflejados. A veces los niños se animan y cuentan sobre algo que les asusta o les preocupa, escriben un pequeño poema o hacen un dibujo donde expresan emociones o vivencias de las que es difícil hablar. Este año, las mediadoras de Libroalegre visitaron la Residencia Familiar Mission Golden, en Cerro Polanco de Valparaíso; el Hogar María Madre, de Recreo en Viña del Mar, y las Aldeas Infantiles SOS, en Quilpué.
En estas visitas semanales se compartió con cerca de 50 niñas, niños y jóvenes de los hogares, junto a unos 20 adultos cuidadores, y alrededor de 200 escolares, además de unos 30 docentes. Los talleres en establecimientos educativos abarcaron distintos niveles, de pre-kinder a segundo medio, mientras que en los hogares las actividades fueron adaptadas a rangos etarios diversos, desde lactantes hasta adolescentes de 19 años.
“Estas acciones nos han entregado experiencias muy diversas y enriquecedoras. En el caso de los hogares, partimos con el desafío de un grupo que incluía desde lactantes hasta niños de 9 años, para luego pasar a un grupo de preescolares y de ahí a uno de adolescentes y jóvenes. En todos ellos, la vinculación afectiva de los mediadores fue fundamental, para lo que hicieron lecturas cercanas con libros que produjeron una identificación y abrieron espacios de conversación”, señaló Angélica Meneses, encargada de mediación de ONG Libroalegre.
Las actividades fueron implementadas por los mediadores de lectura Ximena Galdames, Jennifer Zúñiga, Esteban Labra, María Antonia Carrasco y Angélica Meneses, incluyendo una amplia variedad de libros álbum, cuentos y relatos de acuerdo a la edad y características de los grupos. Algunos de los títulos presentados fueron “Yo y la nada”, de Kitty Crowther; “El niño más malo del mundo”, de Kim Fupz Aakeson y Rasmus Bregnhøi; “Harry, el perro cochino”, de Gene Zion y Margaret Bloy Graham; “Los carpinchos”, de Alfredo Soderguit; “Zorro”, de Margaret Wild y Ron Brooks, y una edición de la revista “Calcetín con papa” escrita e ilustrada por niñas y niños en talleres realizados por ONG Libroalegre en Montedónico .
“Estas historias, como la del niño al que le enseñan que debe mentir para que le vaya bien en la vida (El niño más malo del mundo), o una niña que no sabe cómo comunicarse con su padre tras la muerte de su madre (Yo y la nada), suelen llegar a niños y jóvenes de distintas edades que descubren que hay literatura más allá del plan lector. Cada una de las actividades de mediación priorizó la expresión de las y los estudiantes y residentes de hogares, a través de sus opiniones, tanto en diálogos grupales abiertos como en actividades de escritura o dibujo donde se da espacio a otras vías de expresión y creación”, añadió Angélica.
El programa de mediación de ONG Libroalegre, financiado a través del Programa de Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC) del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, continuará desarrollándose de manera ininterrumpida hasta diciembre, reafirmando su compromiso con la promoción de la lectura y el acceso democratizado a literatura infantil y juvenil de calidad.
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