Ezra Jack Keats, el niño invisible

1 junio, 2019

El año 2015, la revista TIME hizo una selección de los 100 mejores libros infantiles de todos los tiempos. En segundo lugar —justo después de Donde viven los monstruos, de Sendak—, quedó el libro de Ezra Jack Keats (1916-1983), Un día de nieve, publicado en 1962. En este libro, Keats no sólo ilustró con innovadoras técnicas un relato entrañable, sino que además creó el primer libro ilustrado con un niño afroamericano como protagonista.

Ezra Jack Keats (1916-1983) era un ilustrador y escritor neoyorquino de origen judío. Sus padres emigraron a Estados Unidos desde Polonia y allí, en el Brooklyn de los primeros años del siglo XX, nacieron Ezra y sus dos hermanos. Su padre trabajaba como camarero y la familia era muy pobre y la verdad es que Ezra lo tuvo muy difícil para poder dedicarse al arte. Desde muy niño le encantaba pintar y cuando encontraba algún pedazo de papel, género o madera, lo usaba para dibujar.

Desde muy niño destacaba en las clases de arte, pero su padre, preocupado porque “los artistas se mueren de hambre”, trataba de desanimarlo. Fue así que buscó validación en el colegio a sus inclinaciones artísticas y se dedicó a estudiar arte por su cuenta en la biblioteca pública. En esos años ganó varios premios, entre ellos un concurso nacional de pintura al óleo para escolares.

El padre de Ezra murió en la calle, de un ataque al corazón, justo dos días antes de que su hijo se graduara en el colegio y recibiera en una ceremonia una medalla por su excelencia académica en arte. Al revisar sus cosas, Ezra descubrió que en su cartera tenía guardados recortes de todos los premios ganados por su hijo y sintió pena: “Mi oculto admirador, divido entre un gran orgullo y la preocupación de que eligiera lo que él consideraba una vida llena de penurias”.

La muerte de su padre y la crisis originada por la Gran Depresión en Estados Unidos, truncaron el sueño de Ezra de estudiar arte pese a que había recibido tres becas. El joven Ezra tuvo que trabajar para apoyar a su familia y en esos años tomó clases de arte solo cuando podía. Trabajó como muralista dentro del New Deal, el programa del gobierno de Roosevelt para luchar contra los efectos de la Gran Depresión. También trabajó como ilustrador de comics para una editorial. En 1943 se enroló en el Ejército y se dedicó a diseñar modelos de camuflaje para uniformes hasta que terminó la II Guerra Mundial.

En 1947 decidió cambiar legalmente su nombre de nacimiento, que en realidad era Jacob Ezra Katz, a Ezra Jack Keats por los prejuicios antisemitas de la época. Y fue justamente su propia experiencia de discriminación lo que le hizo ser muy empático y entender muy bien a los que sufrían algo parecido.

Por fin, en 1949, pudo realizar su postergado sueño y se quedó todo el año en París estudiando arte. A su vuelta a Nueva York trató de ganarse la vida con sus ilustraciones, trabajando para revistas, diarios y editoriales. Nunca pensó en dedicarse a hacer ilustraciones para libros de niños, hasta que una editora le pidió que ilustrara un libro infantil. A ese siguieron otros pues ilustró 70 libros infantiles escritos por otros. En 1960 fue su primer intento de escribir su propio libro –Mi perro se ha perdido– en colaboración con Pat Cherr. El relato narra la historia de un niño puertorriqueño recién llegado a Nueva York que busca a su perro desaparecido.

Y en 1962, aparece Un día de nieve, que recibió la medalla Caldecott al año siguiente y que está considerado como uno de los mejores libros infantiles de todos los tiempos. En el momento de su publicación fue muy novedoso, tanto por la técnica de collage empleada para ilustrarlo, como porque su protagonista era un niño negro, algo nunca antes visto en libros de literatura infantil. Su protagonista, Peter, aparece en siete de sus libros, en los cuales va creciendo y madurando.

Una de las características de las historias de Keats es que los niños son desafiados con problemas de la vida cotidiana que reconocen y con los que se identifican. En el proceso de resolver estos problemas, los personajes, aprenden y maduran.

Lui, un niño silencioso, solitario y pensativo, es otro de sus personajes, uno de lo más queridos por su autor. “Al igual que Lui –declaró Keats en una ocasión-, yo me sentía invisible y no amado cuando niño. Logré escapar de eso a través de mi búsqueda creativa”.

En su evolución como pintor e ilustrador tuvo influencia del Cubismo hasta la abstracción, y desarrolló estructuras narrativas muy cohesionadas e intensas. Introdujo el multiculturalismo en la literatura para niños en Norteamérica y también fue uno de los primeros en usar escenarios urbanos en sus historias y en desarrollar la técnica del collage como una forma de ilustración. En diversas ocasiones, Keats planteó que en su proceso creativo era “un niño jugando, experimentando en un mundo sin reglas”.

Keats murió de un ataque al corazón en 1983, cuando tenía 67 años. Nunca se casó ni tuvo hijos, y solía decir que sus personajes eras sus hijos. Tras su muerte, la Fundación Ezra Jack Keats, creada en 1964, sigue cuidando su legado, promoviendo la lectura y la creatividad en los niños, así como la calidad y la diversidad en la literatura infantil. Todos los años entregan el premio Ezra Jack Keats.

Ezra Jack Keats ilustró 85 libros y escribió e ilustró 22 clásicos de literatura infantil a lo largo de su vida. Fue además el primer autor de libros infantiles invitado a donar sus ilustraciones a la Universidad de Harvard y sus libros han sido traducidos a más de 20 idiomas.

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