Santiago Mora y María Carreño, de Babel Libros: “Debemos conocer y aprovechar más la LIJ que se produce en América Latina y no sólo tener referencias de Europa”

31 mayo, 2024

 

 

 

Santiago Mora es sociólogo y académico especializado en historia y gestión cultural. María Carreño es especialista en literatura infantil y juvenil y en literatura francesa. Ambos viven en Bogotá y hace 10 años forman parte del equipo de la editorial Babel Libros (Colombia), donde hacen recomendaciones literarias, organizan ferias y comparten su pasión por los libros.

En el más reciente encuentro del ciclo Casas Lectoras de Libroalegre, realizado a fines de junio, ambos presentaron “Libros sin tapujos”, un diálogo sobre temas sensibles a través de la literatura infantil y juvenil latinoamericana. Allí, invitaron a los presentes a explorar y reflexionar en torno a obras que tocan temas difíciles como pueden ser, entre otros, los estereotipos de género, el duelo, la guerra o la muerte.

En el espacio “VOCES” de Libroalegre se presentan, en formato de entrevista, algunas de las ideas y reflexiones compartidas por Santiago y María.

 

En su trabajo con la literatura infantil y juvenil (LIJ), ¿cómo abordan los temas complejos y difíciles, y por qué hacen énfasis en la producción literaria de América Latina?

M: Cuando hablamos de “Libros sin tapujos” encontramos referentes muy importantes en la literatura latinoamericana. Existen títulos escritos o ilustrados por autores de nuestro continente que abordan estos temas de forma muy sensible y constructiva. Creemos que como mediadores, profesores y padres, debemos conocer y aprovechar más lo que se produce aquí y no sólo tener referencias de Europa. Sabemos también que, tristemente, la circulación en América Latina es muy difícil, ya que es más fácil que nos lleguen más libros de España que de Chile a Colombia o a México. Es una tarea pendiente.

Temáticas como la dictadura o la migración no solo son sensibles de abordar, sino que, debido a la falta de información, también pueden ser complejas de entender en la infancia. ¿Cómo podemos los adultos utilizar los libros para mediar y explicar a niños que no están familiarizados con estos conceptos?

S: Primero que todo, creo que tenemos que quitarnos un poco la carga frente a la pregunta del cómo. Solemos subestimar la capacidad que los niños tienen frente a estas temáticas porque, sobre todo en nuestros contextos latinoamericanos, ciertas circunstancias como las mencioanadas sobrepasan la literatura y son parte de nuestra propia realidad.

M: También pienso en las posibilidades que ofrece la misma lectura. Antes de abordar el tema podemos partir por leer el libro y, seguramente, a partir de sus contenidos van a surgir un montón de preguntas que nosotros como adultos podemos ir complementando, siempre sin minimizar o simplificar las cosas, sin subestimar a los niños, ni censurar los libros, ya que los niños tienen muchos menos prejuicios que nosotros.

De todas maneras es importante saber que no todos los libros nos van a dar la respuesta, no necesariamente hay libros “para”, para obtener respuestas o para aprender, pero siempre nos permitirán hablar.

¿Y qué hacer en esos casos donde no surge la palabra, cuándo los niños tienen dificultad o trabas para expresarse a través de la palabra?

S: Según nuestra experiencia como libreros y como padres, no es fundamental hablar cuando no se quiere. El silencio es una opción, porque a partir de la lectura son los mismos niños los que van a seguir ampliando sus referentes e imaginando. Si no hay palabras, después de la lectura en voz alta podemos potenciar el abordaje del texto a partir de herramientas lúdicas; se puede expresar mucho a través de la corporalidad y del juego.

M: También, en ocasiones, podemos dejar de “ser el adulto que le lee el libro al niño”. Podemos simplemente darles el libro y ver qué pasa, qué interpreta por sí mismo, qué preguntas se hace.

S: Claro, es fundamental estar abiertos a las posibilidades. Siento que a veces creemos que sabemos cuál será la interpretación que tendrá el niño, y no necesariamente será así.

Finalmente, ¿podrían recomendar algunos autores o libros latinoamericanos que consideran fundamentales para abordar temas complejos?

M: Supongamos (Ivar Da Coll, Babel) es un libro que invita tanto a la risa como a la ironía, abordando mediante una familia de ranas temas profundos como el maltrato animal, la superioridad del ser humano. Es un libro que nos permite hablar del daño que le podemos hacer a otros, y que está siempre jugando con el tema de la imaginación.

Tenemos también Antonia va al río (Dipacho, Cataplum Libros), que a través de la historia de un niño que va tras la búsqueda de su perrita, habla de la migración, de lo que dejamos atrás cuando partimos. Y Muñeco de barro (Emma Reyes y Carmen Solé, Libros del Zorro Rojo) que toca de manera muy sensible el tema de la pobreza.

S: También está Elefantes en el cuarto (Sindy Elefante, Cohete Cómics), que desde el cómic dirigido a público adolescente, aborda la temática de la homosexualidad y la propia identidad. Es un texto muy bello que, más cercano a la autobiografía, da cuenta de su trayectoria de vida, las relaciones con su familia y la batalla que tuvo que dar frente a los cánones que impone la sociedad.

Y tantos otros, como Los carpinchos (Alfredo Soderguit, Ediciones Ekaré) que a partir del encuentro de los carpinchos con las gallinas plantea el tema de la migración.  O Arroz con leche (Paula Ortiz, Ekaré) que muestra un romance de una pareja del mismo sexo. Camino a casa (Jairo Buitrago y Rafael Yockteng, FCE) que es muy significativo acá en el contexto colombiano, porque representa el momento del “El Bogotazo” y toda su violencia, que aquí se ve reflejada en la pérdida de la figura paterna. Y La otra orilla (Marta Carrasco, Ediciones Ekaré), que muestra maneras de abordar a un otro que es distinto, y cómo podemos hablar acerca de lo que nos diferencia de los demás, ya sea desde temas raciales o sexuales.

 También mencionaron algunos libros álbums que abordan estas temáticas sin el recurso del texto, sino a través de ilustraciones profundas y sensibles.

M: Claro, Migrantes (Isa Watanabe, Libros del Zorro Rojo) es un libro silente muy bonito, que sin la más mínima palabra nos hace reflexionar sobre las migraciones que están sucediendo a nivel mundial, por problemáticas económicas y la misma guerra. Los animales del libro, que son de distintas especies, tamaños y edades, están huyendo, pero no sabemos de qué huyen, no sabemos a dónde van, lo que lo hace muy universal.

S: Cacería (Fernando Vilela, Babel) es un texto que dice mucho desde la ilustración, y que a través del encuentro de un piloto de guerra con un niño que cazaba pájaros, nos plantea la pregunta acerca de quién es mi enemigo, o si de verdad quien dicen que es mi enemigo es mi enemigo, o si eso se tergiversa bajo consignas o ideas preconcebidas.

M: Y Matador (Wander Piroli y Odilon Moraes, Babel) que cuenta la historia de un niño que quiere aprender a cazar pájaros como lo hacen sus amigos. Luego de muchos intentos, un día lo logra y tumba a un pájaro, pero se da cuenta que no lo ha matado y que está agonizando,  lo que lo enfrenta a sí mismo y a sus propias decisiones.

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